Hace 1 semana que no sé nada de Esmeralda, el señor Anderson dijo que su padre había reclamado el cuidado de esmeralda, lo único que me queda es el correo postal, no sé porque tardan tanto, una llamada telefónica seria más rápido pero aun no tengo su teléfono.
Deambulo por los corredores del orfanato y me doy cuenta de que no soy bueno haciendo amigos, hay muchos niños aquí, de todas las edades y tamaños, hay niños gordos, flacos, altos y chaparros, pelirrojos, rubios y castaños, latinos y negros. Es como si cada niño de este orfanato representara un pedazo del mundo.
Solo me quedo mirando en la ventana y miro al cielo preguntándome como le estará yendo a Esmeralda.
Pienso en Will y me pregunto cómo seguirá en el orfanato mientras trato de no llorar hacia el cielo mientras blasfemo porquerías de mi padre. Mi mamá nunca menciono que mi papá biológico siguiera vivo, tampoco menciono que nos dejo por una ramera de la calle a la cual solo le importa su persona y el dinero.
Deambulo por mi casa y me doy cuenta que mi primer y único amigo era Will. Me doy cuenta que cuando no está mi papá esa señora me trata peor que un perro, recuerdo la vez que me dijo que le ayudara en la cocina, al poco rato trato de cortarme un dedo cuando fingió enseñarme a cortar una cebolla y cuando le dije a mi papá, ella se echo a llorar a sus brazos y le dijo que fue una accidente. No lo entiendo, ¿mis papás son un par de idiotas que se dejaron mutuamente para arruinarse la vida con otras personas?
Extrañamente revise el correo que le llega a mi papá, la sorpresa que me dio que vi que una carta era para mí y que estaba escrita por Will, la oculte debajo de mi blusa y me fui a lo que sala de estar donde era como una habitación para mi, ya que aparte de que ahí dormía, era el lugar donde pasaba más tiempo en “casa”, la abrí y fue la carta más corta y extraña que jamás creí leer:
“Te extraño, dame tu teléfono”
Cuando termine de leer la carta, si es que eso le puedo llamar carta, aquella señora llego y me encontró en la sala gritando y desgarrando el silencio de la habitación, me arrebato la carta y silenciosamente la leyó, -“¿Quién demonios es Will?”- articulo con sus grotescos labios que rozan dolorosamente los de mi papá todas las noches,-“Un amigo”- logre pronunciar mientras le regresaba el arrebato.
-“Un amigo del orfanato, seguramente quiere que hablemos por teléfono de vez en cuando”
- “NO quiero saber nada de ese muchachito, le diré a tu papa que te prohiba usar el teléfono. Por tu seguridad…CA-RI-ÑO”- dijo mientras se retiraba pronunciaba su última palabra al cerrar una puerta improvisada instalada desde mi llegada.
Lo bueno es que nunca me quito la carta.
¡Por fin!, el cartero solo viene una vez por semana, y hoy es ese día, tengo en mis manos un paquete lleno de cartas mientras camino alegremente por los pasillos dirigiéndome a la oficina del señor Anderson. Le doy amablemente el paquete de cartas al señor Anderson y espero pacientemente a que la habrá y vea si hay una para mí.
Revisa meticulosa mente el paquete y ve con extraño una carta gastada y mal improvisada con un timbre pegado encima del otro,- “parece que esta es tu carta Will, no recuerdo que esmeralda fuera una niña tan sucia en sus trabajos”, -“¡gracias!, la lee en este mismo instante”.
Corrí rápidamente al dormitorio y me oculte bajo mis sabanas, saque el pequeño libro de cuentos y abrí la carta, vi que era el mismo sobre y papel de la carta que le había dado, y leí la misma frase que le di, pero al darle vuelta a la hoja vi el mensaje que me quería dar”
-“Sálvame”.
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