Oculto dentro de las sabanas blancas de un cama, esta un pequeño niño leyendo cuentos de un libro que encontró debajo del baúl de juegos, un libro feo y viejo al parecer, pero por dentro brillante y lleno de increíbles cuentos que anhelan ser leídos, y Will sabe que si algo de en ese orfanato le agradara mas, era leer una y otra vez el pequeño libro de cuentos de héroes.
Y así en una noche como la de hoy, Will auxiliado por una pequeña linterna de mano, se disponía a olvidar su realidad con ayuda de los cuentos de mundo en donde las doncellas existen y los héroes jamás mueren, donde las personas como mamá y papá viven felices para siempre.
-“Ayuda”- Escucho Will envuelto en las sabanas de su cama y fingió no escuchar nada.
-“Ayuda”- Insistió la voz de una niña que parecía estar muy lejos como para que nadie más la escuche.
Will se asomo apagando la linterna y observo que nadie estaba despierto, era una noche cualquiera, pero la voz insistió –“Ayuda, por favor alguien abra la puerta”- Esta vez no pudo soportar el miedo que recorrió su columna y por cada hueso que la conformaba, pero más que miedo Will tenía curiosidad, la ventaja que tenia Will ante esta situación es que nunca había escuchado “la curiosidad mato al gato”, así que Will bajo de su cama y salió en busca de aquella voz que seguía insistiendo en implorar ayudad.
Armado únicamente con su linterna Will descendió a la planta baja donde al parecer la voz era todavía más fuerte, no podía creer que nadie más la escuchara, “¿estaré soñando”? , se pregunto Will mientras se piñizcaba la mejilla por inercia a algo que aprendió viendo televisión cuando vivía con sus padres, también pensó que esto era semejante a lo que leía en el libro y entonces por un momento se sintió como un héroe y el pequeño malestar en la espalda desapareció, mientras se acercaba a la puerta que daba al patio donde Will aseguro que de ahí provenía la voz. Puso la mano en la perilla, la voz había desaparecido, por un momento imagino que un monstruo saldría del otro lado, un monstruo como el que vive debajo de tu cama o el que se esconde en tu armario “creo que le dicen el coco” pensó Will, pero la curiosidad lo estaba matando y la abrió, solo para encontrar a un pequeña niña tirada en el piso, con la cara demacrada y golpeada, con el cuerpo débil y temblando de frió, Will paralizado nunca había visto una escena igual, la sensación la comparo con ver a sus padres carbonizados en la cama del hospital y después de apreciar la escalofriante escena Will inevitablemente grito.
Al día siguiente Will fue interrogado por el señor Anderson, Will contó la versión de la historia cambiando la escena en donde se desvelaba leyendo por “fui al baño”, Anderson creyó en sus historia y le dijo que fue muy valiente lo que había hecho y gracias a él la niña se había salvado, pero que por desgracia la niña necesitaba reposar de todo “el cansancio” de llegar hasta aquí, pero que aun así Will tendría pase espacial para visitar a la niña cuando quisiera una vez al día.
Will no espero más y entro en la habitación, vio a la niña despierta viendo a la ventana como si estuviera apreciando la luz del día, después voltio a ver a Will se sorprendió al verlo, Will pensó que a la niña le molestaría sus marcas en la cara de su rara enfermedad, bajo la mirada y encogió los hombros, y después sorprendentemente escucho a la niña reír.
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