domingo, 28 de junio de 2009

La Historia de Will Quinta parte “La historia de Esmeralda”

Corro por el bosque maldiciendo a dios de nuestra existencia y busco una salida de este sucio e inmundo lugar, no estoy segura cuanto tiempo he estado huyendo pero por más que corro me parece que no logro escapar, solo espero no estarme perdiendo. Tropiezo y las nubes grisáceas casi negras en el cielo empiezan a regresarme las maldiciones con lluvia y truenos, -“Maldita sea, algo puede salir peor”, me doy cuenta que es más fácil que las cosas empeoren a que mejoren, mi pie se a atorado en la salida de la raíz de un árbol, y la desesperación me inunda, y los recuerdos llegan a mi mientras se ilumina mi rostro lleno de la lágrimas con los relámpagos.
-“¡Por favor, deja de pegarle a mamá!, está sangrando, ¿Por qué no nos dejas en paz y te largas?”
-“Eres una pequeña estúpida, crees que puedas cambiar algo, sin mi tú y tu madre serian NADA”
El hombre alza la mano con afán de lastimar a la niña…
- “NO la toques, ella no tiene nada que ver”
Y la niña corre la los brazos de de su madre para sentirse protegida cuando en realidad su madre siente la protección y la fuerza de su hija.

Trato de tranquilizarme pero me es casi imposible, aun así logro zafar mi pie desnudo atorado. Raspada y dolida, voy cogiendo a lo más rápido que puedo, ahora que lo pienso no se dé que huyo, nadie debería de estar persiguiendo, más bien creo que huyo de este lugar, que me devora en recuerdos que me torturan.

Recuerdo el día en el que tome la decisión de matarlo:
-“¿No debería de estar trabajando en vez de gastarse el dinero de mi mamá en cerveza?”
-“¿Y tú no deberías estar en la escuela para que no me estorbaras?”
-“Hoy no tenía ganas de ir a la escuela. ¡Pero a usted no le importa!”
-“Así que te has portado mal, has sido una pequeña perrita mala y yo sé cómo se castigan a las perritas que se portan mal”
-“¡Suélteme cerdo asqueroso!, ¡No por favor, NOOOOOOO!”

Le dije a mi mamá lo que paso, lo que me extraña es que ignoro todo lo que le dije. Estoy sumamente cansada, ya no puedo correr más, las piernas tiemblan y seden al cansancio y termino hincada, empiezo a golpear el suelo, como si él fuera el responsable de todas mis desgracias. Y otro recuerdo vuelve a mí.

Estoy escurriendo algo encima de toda la casa, lo escurro en todos lados mientras me cubre la nariz, y cuando al embace no le queda nada más, me recuesto una vez más en el lugar que alguna vez le llamé hogar.

-“Ahí estas, holgazán, esta es la última vez que tendré que ver tu repúgnate ser”

Prendo un cerillo y lo deja caer, con rapidez el fuego se aviva por el alcohol que escurrí por toda la casa. Salgo corriendo por la puerta trasera de la pequeña y humilde casa y me asoma por la ventana, no quería perderme nada de lo que está pasando, deseaba con ansias ver como cada parte de su cuerpo se carbonizaba de él cuando ni siquiera se diera cuenta por su mismo hedor a alcohol que lo rodea. Pero no vi lo que quería ver, vi al hombre acostado boca abajo encima de mi mamá.

La imagen literalmente traumó a la pequeña niña de 11 años y no pudo moverse, observo cómo se quemaba la casa mientras el hombre abusaba por última vez de su mamá.

Cuando todo acabo solo quedaba las cenizas de la casa y lo que algún día fueron 2 personas, los bomberos, la policía y la ambulancia llegaron uniformemente tarde, supongo que esa es una de las desventajas de vivir a la orilla del pueblo cerca del bosque. Pero la niña ya llevaba algo de tiempo corriendo hacia la nada sumergida en el bosque.

Los recuerdos son demasiados dolorosos, debo huir, debo alejarme de este maldito lugar a como dé lugar. Me arrastro con la fuerza de mis brazos, con la cólera de mis recuerdos, lloro grito, y me arrastro, todo al mismo tiempo para realimentar mi propia locura, que es apaciguada por el destello de la luz de una casa, la fuerza se incrementa y me arrastro con mayor velocidad, incluso mis pies cooperan para hacerlo, y cuando estoy lo suficientemente cerca empieza a tratar de gritar en auxilio pero mi voz se ahoga con los primeros sonidos , nadie me va a escuchar de esta forma, aun así continuo “gritando” en mi auxilio, “Ayuda, Ayuda por favor” y cuando llego a la puerta intento abrirla pero inútilmente no abre e intento gritar nuevamente "ayuda por favor alguien abra la puerta" hasta que la puerta mágicamente alguien la abrio...

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